jueves, 1 de julio de 2010

Efecto de la Regresión Social en las Relaciones Familiares


Vivimos en una época caracterizada por la ansiedad, el temor a la violencia y el cuestionamiento de los valores. Mientras que los prejuicios ponen en peligro la confianza recíproca entre las personas..

Por otro lado la esencia de cualquier relación humana significativa supone la capacidad para asumir compromisos y confiar en los demás. Los padres que satisfacen las necesidades materiales y psicológicas de sus hijos e hijas en forma predecible, le dan al niño lo que el psicólogo Erick Erikon define como la confianza básica. Confianza significa creer en las personas, en nosotros mismos y en el mundo que nos rodea como un lugar predecible y seguro. Nadie puede confiar en nosotros si no somos sinceros, por lo que lo primero que hay que hacer al comunicarnos es hacerlo en forma abierta y franca. Esto es cierto hasta con los hijos más pequeños, es increíble lo que podemos lograr con nuestros hijos si le explicamos y hablamos de las razones que nos impiden comprar tal o cual juguete, o dejar de hacer tal o cual actividad recreativa.

LA DESCONFIANZA

Los seres humanos viven sin confiar en nadie; como dice el psicólogo humanista Abraham Maslow; ya que, hemos desacralizado todo y esto así porque los adultos dicen una cosa y hacen otra. Lo que lleva a las nuevas generaciones a no creer en sus propios padres y asumir el sistema de valores de sus iguales; como una reacción de rabia sorda contra los adultos que le han fallado. Por lo que no nos sorprendamos de que los jóvenes de hoy sean más agresivos y se arriesguen más, lo que se traduce en asumir conductas que los llevan al límite en las drogas, en conflicto con la ley, embarazos a destiempo, enfermedades de transmisión sexual, entre otras, asumiendo de esa forma su moralidad de los valores propios de su generación.

ÉTICA DEL MERCADO

Como una respuesta al liberalismo permisivo característico de nuestro mundo actual, afirma el educador Paulo Freire la gente se refugia en la moral tradicional: con su ética de la prohibición, la represión y la negación; o en lo que llamamos una ética del mercado que glorifica el progreso material y la adquisición de cosas como las metas últimas de la vida humana. Por lo que si nos escuchamos a nosotros mismos como sugiere Abraham Maslow; podríamos descubrir lo que ciertamente nos puede hacer feliz, y así dirigir nuestra vida por las propias necesidades y no por las que nos crean las modas o la presión del yo social.

DEBERES Y DERECHOS HUMANOS

Las necesidades humanas son virtualmente ilimitadas como fuente de motivación para actuar. Y lo más preocupante de todo esto es que estas necesidades son manipuladas desde la cultura o los medios de comunicación y llevan a las personas a desear cosas de las que podrían prescindir; por ejemplo tener sed no se satisface tomando agua, sino ingiriendo algún refresco embotellado que le hace daño a su salud.

Un enfoque maduro de ver la realidad nos llevaría a lo que el terapeuta de familia Ivan B. Nagy sugiere como la búsqueda sistemática de un equilibrio justo entre los derechos del individuo y sus “inversiones” o deberes en el sistema social del que forma parte.

Los derechos humanos deben volver a definirse desde el punto de vista del mérito en las relaciones, más que en término de necesidades individuales o grupales. Lo que es lo mismo que decir que los derechos deben guardar relación con los méritos de las personas. Hasta ahora hemos visto los derechos como algo inalienable a la persona. Pero si seguimos separando de los derechos el concepto del deber, no estaríamos invitando a la persona a descubrir en sí misma, el poder intrínseco del ser para hacer algo por sí misma para merecerlos. Hasta la persona más pobre; el niño más pequeño o la situación más desfavorecida; pueden revertirse y permitir que el ser humano gane méritos al poder dar desde sí y por sí.

Es lo que explica que una persona empieza a mejorar en sus síntomas, cuando hace algo para ayudar a los demás. Recuerdo de una cliente hija única, que sufría un acoso terrible de su ex pareja y me pidió que la ayudara a buscar alguna ONG que le diera la oportunidad para ayudar a mujeres abusadas porque ahora descubría con su dilema lo que sufren ellas.

JUSTICIA, EQUIDAD Y LEALTAD FAMILIAR

Al analizar la justicia en una familia, se necesita estudiar la distribución sistémica de responsabilidades y el modo de llevar las cargas de obligaciones. Observar lo que los miembros de la familia hacen entre sí; para detectar y hacer conscientes de la sobrecarga de trabajo y obligaciones en uno de los miembros de la familia que generalmente tiende a ser uno de los padres (en algunos casos lo asume un o una hija) o la explotación de alguno de ellos para satisfacer sus necesidades a expensas de los otros.

Trabajando así para construir un sistema de relación dentro de la familia más justo y recíproco; donde se de y se reciba de forma equitativa. Recuerdo de una joven que hacía un análisis de su relación de pareja y descubrió que la necesidad de regalarse y dejar de ser ella misma, para ser y hacer lo que su compañero decía, era una forma de pagarle por una constante atención, cuidado y satisfacción de sus necesidades y así equilibrar la relación.

Todo hijo tiene una deuda de gratitud eterna con cada progenitor; puesto que el mismo le dio la vida; lo que llamamos deuda óntica o existencial. Una madre o un padre periférico, es decir, que no se compromete en la ayuda económica necesaria para satisfacer las necesidades básicas de su descendencia, puede provocar que el o la hija haga lo mismo con él cuando sea un adulto mayor, momento en el que tenga entonces necesidad de que su descendencia se ocupe de sus necesidades. Una hija que por mala educación aprendida de un modelo inadecuado, no hace méritos al pagar esa deuda existencial; afectará su salud emocional.

Resulta poco práctico que el hijo trate de ignorar y negar las obligaciones filiares de lealtad, sea que el papá o la mamá le haya dado mucho o poco. El hijo afirma Ivan Nagy, pagará por su negativa, con una culpa paralizadora, deteniendo el desarrollo de su personalidad e incluso puede haber una ruptura de sus relaciones familiares futuras.

El compromiso de hacer algo para resolver una crisis económica o de valores puede venir desde cada miembro del sistema familiar. Creándose así un clima de solidaridad, apoyo recíproco, empatía, alegría y poder, porque formo parte de un proyecto común y se me trata como alguien importante y merecedor. De paso cada persona gana méritos al aportar en lo que pueda, para solucionar lo que es un dilema común.

Por: Lourdes Henríquez Díaz MA.

Psicóloga Educativa/Terapeuta Familiar

Consultorio: Juan Sánchez Ramírez nro. 31 Suite 203

Edificio: Los Girasoles. Gascue

Mail: lourdes.hd@gmail.com

Teléfono:(809) 221-6959

Crimen y Castigo al Interior de la Familia


­­­­­­­­­­­­­­­­­­­------(Dos de dos entregas)-------

¿QUÉ HACER?

En la familia que hay intentos de suicidio, amenazas de muerte, u otra forma de violencia física o psicológica; necesita reequilibrar las injusticias y explotación en las relaciones interhumanas democratizando las mismas. Sobre todo combatir los mecanismos de defensas que afloran, que son con frecuencia la negación del hecho, la evitación del trabajo psicológico necesario para enfrentar la realidad, o la represión de la parte que te toca por la responsabilidad del hecho y el miedo a la justicia reparatoria, de su miembro involucrado como victimario.

Es importante considerar en la familia ¿Quién es el verdadero asesino potencial? ¿Quién la posible víctima? Y ¿Qué es lo que tiene que ser aniquilado en esa familia? que siempre es; lo que hace al sistema familiar injusto.

En Vez de buscar ayuda terapéutica para entender las fuerzas psicológicas inconscientes implicadas en una acción; lo que se hace es dejar de hablar del hecho como si este no hubiera pasado, creándose un tabú sobre el comunicarse en familia de todo tema que recuerde lo acaecido.

Necesitas recordar que el daño que se hace a si mismo o a otro ser humano tiende a generar culpas y es la culpa lo que más paraliza la autonomía personal. La terapia ayuda a perdonar, a perdonarte, a humanizar, a entender y a actuar por los caminos de la salud emocional propia y ajena.

EL SISTEMA JUDICIAL

Como los jueces, con frecuencia aplican la ley a los hijos y los responsabilizan de la debilidad del sistema familiar, o de las injusticias del sistema social al que se pertenece; es necesario dentro de nuestra reforma judicial, aplicar justicia en forma que el trasgresor pueda con una acción positiva reparar el daño causado a otro ser humano; que es lo que hemos denominado como justicia reparatoria.

El compromiso judicial debe esperar y asignar la evaluación y tratamiento terapéutico obligatorio de la familia como sistema; que es una forma como las mismas instituciones pueden contribuir con la justicia reparatoria y prevenir futuras injusticias.

El método de ayuda más eficaz en relación con cualquier problema reside en la prevención como afirma Ivan Nagy.

LA AYUDA TERAPEUTICA

El proceso terapéutico necesita mostrarse asequible a la realidad de cada persona y sus sentimientos y necesidades. Asume el trabajo de suerte que tanto el trasgresor como la víctima aprendan a darse cuenta de toda situación de explotación y logren perdonar o exonerar la injusticia sufrida. Y eso sucede al entender al agresor y las situaciones que lo llevaron a actuar así. A veces; las heridas son tan grandes que las personas se resisten a exonerar; y es ahí cuando la persona decide divorciarse y romper la relación de pareja que había formado. Cuando se trata de uno de sus progenitores; como nadie puede divorciarse de sus padres; suelo decirles; ese papá que te abandonó; o abusó de ti quizás no se lo merezca; pero hazlo por ti; para que te pueda liberar del dolor y la culpa. Y está claro si exoneras podrás enseñarle a perdonar a tus propios hijos y nietos; por lo que así se construye un futuro mejor y más humano.

Por: Lourdes Henríquez Díaz MA.

Psicóloga Educativa/ Terapeuta Familiar

Centro de Desarrollo Integral Familiar

CEDINFA: Juan Sánchez Ramírez nro. 31 Suite 203

Edificio: Los Girasoles

Gazcue

Mail: lourdes.hd@gmail.com

Teléfono: (809)221-6959


Crimen y Castigo al Interior de la Familia


(Una de dos entregas)

Homologando el título de la famosa novela del novelista ruso Fedor Dostoyeski; me he permitido titular el presente artículo de esta manera para abrir el dolor y la angustia que olímpicamente campea por el mundo y abruma la pareja y la familia humana

Es toda dinámica familiar la que puede explicar la conducta de los niños y adolescentes agresivos incontrolables, los homicidios o suicidios y los accidentes graves. Oígase bien, no he dicho que sean el padre o la madre los culpables de esta situación; pero sí es necesario analizar qué circunstancias dentro de la familia llevaron a la situación irreparable y asumir las responsabilidades.

AMENAZAS, INJUSTICIAS Y MUERTE

El homicidio y el suicidio revelan, en opinión del terapeuta de familia Ivan Nagy, “la desesperación extrema del individuo, las pérdidas de las fronteras del yo; es decir, la falta de autocontrol y la desvalorización del sí mismo y de todo lo que es importante para él”; en un extremo que se pierde el sentido de la vida misma. A veces; lo que se escucha son amenazas de muerte del hombre hacia la esposa; o viceversa, llevando esto a que las comunicaciones dentro de la familia; tengan el tono lúgubre de una atmósfera de terror. Estas amenazas crean sentimientos de culpa, dolor y vergüenza en todos los miembros de la familia; estén unidos por lazos consanguíneos o no. Esto así, por las características que tienen las emociones de ser contagiosas.

Todo esto revela un grave desequilibrio en el balance de justicias y obligaciones en las relaciones interpersonales.

El papá o la mamá que han vivido en su familia de origen; graves injusticias, como el descuido de sus propios padres y carencia afectiva; no podrán con esas heridas en su self, brindar seguridad emocional y trasmitir amor y cuidado a sus descendientes.

Está claro que con frecuencia repetimos en la familia que construimos los mismos sufrimientos recibidos; pero no siempre ese es el caso. A veces; hacemos justamente lo contrario.

Es lo que explica la razón por la que el dolor y el sufrimiento no terminan en nuestro mundo, dañamos a inocentes que no tienen culpa, actuando lo que Nagy llama “El Derecho Destructivo”; que no es otra cosa que deuda de rencor acumulada, desde la pareja, la familia, la sociedad. En forma inconsciente la persona entiende que puede hacer daño, porque le hicieron daño.

Recuerdo de una cliente que su padre campesino había matado una persona; años después unos hombres lo matan a él. Todavía me impresiona el silencio que se hizo entre nosotras al hablar del hecho; el dolor real por la pérdida era: “no se cuidó y nos dejó solos”. El acto de una persona llena la familia de pena; vergüenzas; silencios; secretos; tiene consecuencias para quien lo realiza; pero también para su descendencia.

LA DELINCUENCIA

La delincuencia puede ser un esfuerzo inconsciente de volver a infundir vida a la familia; es lo que pueden provocar los padres que obligan a los hijos a vivir los ritos religiosos o ideológicos, con prohibiciones férreas. A veces, le sorprende a estos padres rígidos e inflexible, el hecho de que alguno de sus hijos salga siendo un delincuente; y es que al educarlo de esa manera, presos de si mismos, no le enseñaron la flexibilidad de pensamiento y de las acciones alternativas. Por otro lado, el hijo en conflicto con la ley, se odia por hacer algo que sabe que está mal hecho, sin embargo, no puede o no sabe, dejar de hacerlo.

En un nivel psicológico las reprimendas, las críticas y los castigos severos que reciben las personas cuando van a prisión, resultan preferibles a la falta de participación, de reconocimiento, la indiferencia, y la pérdida de sí mismo que es recibido o percibido a lo interno de sus propias familias.

Continuará….

Por: Lourdes Henríquez Díaz MA.

Psicóloga Educativa/ Terapeuta Familiar

Centro de Desarrollo Integral Familiar

CEDINFA: Juan Sánchez Ramírez nro. 31 Suite 203

Edificio: Los Girasoles

Gazcue

Mail: lourdes.hd@gmail.com

Teléfono: (809)221-6959