miércoles, 8 de septiembre de 2010
Sexo, Política y Violencia
Cuando hablamos de violencia lo primero que surge es una serie de interrogantes:
¿Qué la produce? ¿Cómo evitarla? ¿Qué podemos hacer para que no se repita? ¿Cuál de los dos sexos es más agresivo?
Se preocupan los gobernantes y las instituciones que deben controlarla. Pero quizás no utilizamos los medios o recursos idóneos para hacerlo.
En eso estoy de acuerdo con Fernando Savater tarde que temprano es un asunto educativo. Pero educadores somos todos, algunos de primera otros de segunda mano. Volvamos a la familia, a la escuela: nivel inicial, básico, secundario, a la iglesia, a los medios de comunicación, en fin.
El sexo de la persona contribuye, pero no es determinante para la conducta agresiva. Se sabe que la testosterona, hormona masculina, puede ser la causa de la tendencia al comportamiento agresivo y explica porque es más probable que los hombres sean más agresivos que las mujeres.
Factores que determinan la violencia:
El refuerzo al comportamiento agresivo
La frustración
Imitación de modelos de la vida real o la televisión.
En las relaciones interhumanas toda decisión, está basada de una u otra manera en el fenómeno de la confianza en los demás.
Para algunas personas la humanidad es una jungla, donde estamos en constante peligro viendo a los otros como egoístas y malos.
Para otros es un lugar amable, habitado por semejantes con los que se puede congeniar. Creer en la gente nos hace altruistas y cooperadores; es decir, sinérgicos antídoto perfecto de la agresión y los demás dan lo que reciben, igualmente bondad o ayuda, por lo tanto siguen creyendo en las personas. Ese estilo de vida guía su conducta.
Necesitamos aprender que el otro es un semejante con el que la cooperación, el altruismo y el afecto, es más funcional que la confrontación, y que todo conflicto humano tiene una vía dialogada y negociadora de arreglo.
La violencia tiene lugar cuando, en una confrontación de intereses, uno de los protagonistas, se coloca en un lugar de dominio y prepotencia, dejando al otro en un lugar de impotencia, obligándole a la sumisión y procurando su indefección.
El esquema psicológico de la violencia es un pervertido modelo de dominio - sumisión. Que se da en algunas relaciones complementarias y no en relaciones de equidad e igualdad; y sobre todo, en el fondo hay una gran desconfianza en el otro en su capacidad para pensar o hacer las cosas adecuadamente.
La violencia es un vínculo social en que la persona tal, abusa con cierta regularidad de su poder físico, social o psicológico sobre otro al que somete o maltrata, y en nombre de la injusta ley del más fuerte, obliga al otro a hacer su voluntad.
Esto sucede con la indiferencia de terceros, dentro de los hogares, en las escuelas, en los centros de trabajo, en todos los niveles, a veces con el apoyo de los adultos.
En el hogar y en la escuela se puede aprender la verdad científica, pero lo más importante son las relaciones interpersonales que se establecen porque estas son las que enseñan a aprender a convivir, a ser democráticos o autoritarios, a aceptar un error, a pedir perdón, o a vivir según la ley del más fuerte o por otro lado, a aceptar que todos tenemos los mismos derechos y deberes.
La complementariedad se vive y se aprende, la equidad también. Pero nadie aprenderá aquello que no observa, aquello que no ve, que nadie modela.
¿Porqué la política?
Se me ocurrió llamar este artículo: sexo, política y violencia. Porque el modelo que ven nuestros niños y niñas en la política, con los políticos (que me perdonen los señores y señoras) no es ningún modelo. Por lo que en el mundo actual y en nuestra juventud se manifiesta un mecanismo de defensa del yo que Abraham Maslow denominó: "Desacralización". Los jóvenes han dejado de creer en los adultos, en sus virtudes y valores, porque dicen una cosa y hacen otra, no es que esta generación sea peor que la anterior, es que los jóvenes han desacralizado todo (el sexo, la política, el amor…) y deben volver a creer, en sus padres, en sus líderes, en sus ministros; y lo más importante en ellos mismos.
Entonces ¿Qué hacer?
Por favor no prometan lo que no van a cumplir
Vivan como explican que lo hacen
Sean más auténticos
No mientan, la doble moralidad es peligrosa
La prepotencia es una forma de agresión y demuestra inferioridad
volvamos a creer en los demás, aunque piensen y actúen en forma diferente
Aceptar y validar las contribuciones culturales de las minorías
Hacer conciencia que la semejanza nos atrae, pero la diferencia nos hace crecer.
Si a niños y jóvenes les enseñamos que crean en ellos mismos, elevamos su autoestima. Podemos crear espacios culturales y sociales en los que participen con los adultos, en un plano de igualdad, en actividades interesantes que sean significativas para ellos. Por ejemplo: clubes, talleres, asociaciones…
Es necesario además, colocar a niños y jóvenes en posición de que puedan ser escuchados, para aumentar el amor propio y reducir la violencia.
Buscando ser escuchada, es por lo que mucha gente va al psicólogo, porque hacerlo significa, darle importancia, prestarle atención, tomarlo en cuenta, eso eleva el autoestima y una persona que le guste como es ella misma no necesita mirar al otro por encima del hombro. Difícilmente va a agredir.
Debemos estar seguros que el mejoramiento de las relaciones humanas es posible y que el deseo de agresión se calma cuando se satisfacen las necesidades de amar y ser amados y se protege el amor propio o la autoestima.
Necesitamos aprender que el otro es un semejante con el que la cooperación, el altruismo y el afecto, es más funcional que la confrontación, y que todo conflicto humano tiene una vía dialogada y negociadora de arreglo.
Por: Lourdes Henríquez Díaz MA.
Psicóloga Educativa
Terapeuta Familiar
Centro De Desarrollo Integral Familiar (CEDINFA)
Juan Sánchez Ramírez nro. 31 Suite 203
Edificio: Los Girasoles
Gazcue
Mail: lourdes.hd@gmail.com
cedinfa@gmail.com
Oficina: (809)221-6959
El Regreso a Clases
¿Hay hijos con fobia a la escuela? ¿Hay madres que al tener que reestructurar su vida porque el o la hija inicia su vida escolar, reaccionan desarrollando un estado de depresión?
Ambas preguntas tienen una respuesta positiva y en prácticamente todos los casos se relacionan; ya que si una madre o padre reacciona con temor y ansiedad a la despedida temporal de un hijo que inicia su vida escolar, esto se traspasa al hijo y lo afecta en su capacidad de adaptación.
Aun así los padres en su mayoría sienten alivio por el regreso de sus hijos a la escuela por la tranquilidad que supone el que sus vástagos hagan algo productivo.
Ahora bien, hay un fuerte impacto social y emocional en los niños cuando cambian de escuela, por la adaptación que supone a todo un nuevo sistema emocional.
El cambiar de escuela es en ciertas circunstancias la solución adecuada a problemas previos en otro centro educativo. Toda adaptación representa retos, y es dolorosa, como cuando sacamos pus de una herida, es penosa y requiere tiempo, pero es la única forma de sanarla.
Cuando se cambia de escuela muchas veces se tiene que lidiar con temor a lo desconocido y esto presenta muchos desafíos. Todo esto se vuelve un real problema cuando el joven no disfruta con lo que debe ser divertido para él.
Es muy importante la actitud positiva de parte de los padres y enfocar el que no trasmitan sus miedos o sus culpas a los niños. El cambio por otro lado puede ser muy positivo.
El volver a la escuela supone cambios, conocer nuevos profesores, amigos, y enfrentar los retos de un nuevo grado escolar. Es necesario que los padres se informen bien de las demandas escolares y así ayudar en lo posible a enfrentar toda esta realidad.
Es necesario reestablecer de nuevo los horarios, ya perdidos por las vacaciones. defina con sus niños las metas educativas para el nuevo año escolar.
Establezca y diseñe un horario de estudio con su propia hija o hijo. El horario supone estudiar todos los días a la misma hora y en el mismo lugar dentro de la casa que en lo posible necesita contar con excelente iluminación natural, poco ruido, lugar fresco y ventilado. Por otro lado el horario tiene que establecerse antes de las horas de televisión y no menos de dos horas diarias.
Hay varias cosas que tiene que hacer antes de que su hijo entre a la escuela. Desafortunadamente, muchos padres suelen no ir a las escuelas para averiguar más información sobre los estudios y recursos que éstas ofrecen a los estudiantes.
Pídale al director de la escuela el manual de la misma. Este manual responderá a muchas de las preguntas que se le pueden presentar en el transcurso del año. Averigüe información como el calendario de eventos especiales, los nombres de las personas con las que se puede poner en contacto, las reglas, etc...
Con respecto a qué mandarles en la mochila es necesario cambiar los paquetes de comida chatarra que compramos que quizás nos resulten más fácil pero es desastrosa para la salud de la niña.
Necesitamos incluir en su lonchera alimentos energéticos: como galletas, cornflakest, pan, los alimentos protectores como: las frutas, las ensaladas y los lácteos (leche y yogurt...).
Converse con su hija sobre la escuela. Hágale saber que usted piensa que la lectura y el aprendizaje son importantes, y que la escuela le proporcionará las bases para un mejor futuro.
PADRES Y MAESTROS
La escuela es una prolongación de la casa, los niños en secundaria, a veces no se adaptan a tener muchos profesores diferentes, pero esto es importante porque esa vivencia los obliga a ensayar métodos de aprendizaje diferentes y a establecer distintas relaciones y descubrir que la construcción de esas relaciones dependen de él.
Al entender que el mundo adulto es diverso y qué tan diverso puede ser, los capacita para de mayores adaptarse a jefes o a parejas diferentes.
Una de las grandes verdades de la educación es que no solo se enseña el contenido de una materia particular léase matemáticas o literatura, también se convive en un sistema emocional en el que se aprende a relacionarse con otros y en donde se vivencia los patrones de relaciones que hemos aprendido en el hogar.
Trabajar con personas es nutridor, es fuente de aprendizaje y al mismo tiempo es un reto constante, ya que cada grupo de clase de estudiantes, es una realidad única e irrepetible y tiene su propia dinámica particular. En esta dinámica el profesor tiene autoridad y es el líder del proceso, pero no debe olvidar que está al servicio de los alumnos.
Cada clase es un mundo, cada alumno es diferente y hasta el mismo grupo cambia su rendimiento si se le explica a primera hora de la mañana, en la tarde, la noche o al final de un día viernes.
Hay grandes virtudes que construir en la escuela: ser tolerantes con los diferentes y reivindicar sus derechos y asumir que eso conlleva deberes. Construir la ética del esfuerzo y de las relaciones personales, donde el dar y recibir recíproco o equitativo y justo sea la norma, donde se eviten relaciones de explotación e injusticias. Conciliar en la relación maestro alumno: cercanía y respeto.
En otro orden el profesor necesita lidiar con el absentismo, con padres que no controlan las vidas de sus hijos, con el que siempre llega tarde adrede, hablar con ellos y sus padres.. La ayuda de los padres es fundamental a la hora de entender el o la hija, para evaluarlos y poder determinar los verdaderos logros de los mismos. pero la de los profesores es también completar lo que traen de su casa. Es por tanto un trabajo conjunto y de ayuda mutua entre la escuela y el hogar.
Por: Lourdes Henríquez Díaz MA.
Psicóloga Educativa
Terapeuta Familiar
Consultorio: Juan Sánchez Ramírez nro. 31 Suite 203
Edificio: Los Girasoles
Gazcue
Mail: lourdes.hd@gmail.com
cedinfa@gmail.com
Oficina: (809) 221-6959
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