¿Cómo afecta la sexualidad y la vida de pareja el tener un hijo?

                                                                                                                                                                                                          

El preocuparse por satisfacer las necesidades físicas y psicológicas de los hijos con frecuencia es una fuente de conflicto en la relación de pareja y la consiguiente necesidad de ponerse de acuerdo sobre quien hace qué por ellos.

 A veces la pareja no puede ponerse de acuerdo y en la negociación uno de los sexos que con frecuencia es el femenino; es tratado en forma injusta y muchas veces explotadora. En vez de asumir decisiones en base a un sentido de justicia y reciprocidad se hace en referencia a la influencia impuesta por la costumbre de una cultura particular; esto lleva a un desencanto y a la distancia en la relación de pareja y esa distancia afecta diferentes aspectos de la misma incluyendo el área sexual.

Muchas personas se comprometen en una relación porque consideran que la intensa excitación sexual que le provoca su compañera se va a mantener siempre de una manera natural y ese no es el caso. En todas las relaciones la atracción inicial cambia con el tiempo y se sostiene al construirse una relación de calidad o lo que llaman algunos autores un amor de compañeros. Trabajar para lograrlo supone un esfuerzo realista y comprometido por mantener vitalidad y recompensa permanente.
Necesitamos enfrentar el reto que supone mantener la satisfacción sexual y el amor en una relación comprometida.

Si bien es cierto que dos adultos que un día crearon una pareja es decir, algo que no existía y que creyeron en la posibilidad de su existencia al tomar la decisión de crear una familia no saben muchas veces lo que implica tener hijos  y las consecuencias que este hecho trae consigo.

Coincido con la terapeuta de familia Virginia Satir cuando afirma que tal vez una de las tareas más difíciles del mundo sea la crianza de los hijos.

Si el tener hijos no fue planificado como un proyecto de vida enfrentar un embarazo no deseado es muy difícil. Según las investigaciones es una de las causas primeras de divorcio y como es de suponer ese simple hecho va a afectar la relación de pareja.

Puede haber muchas ventajas potenciales de tener hijos. Compartir la experiencia de educar los hijos une y fortalece los lazos entre los compañeros. Manejar eficazmente el desafío de ser padres fortalece la autoestima y da un sentido de realización. Los hijos dan y reciben amor; por lo que tu gana méritos al cuidarlos; mientras que el padre o la madre que recibe amor se siente menos solo y  su salud emocional es más fortalecida. La paternidad nos da la oportunidad de descubrir nuevas dimensiones y áreas inexploradas de uno mismo que puede darle a la vida un significado especial. Son muchas las personas que reportan que son mejores seres humanos a raíz de ser padres; y describen un desarrollo personal especial.

La paternidad es una opción de por vida; es un desafío y un reto que nos mantendrá en constante estimulación y cambio.
Considerado antes como dominio exclusivo de la mujer; el embarazo, parto y crianza de los niños; hace unas décadas está siendo básicamente un asunto de la pareja. El hombre puede sentirse temeroso de si podrá con la responsabilidad o quizás se sienta especialmente tierno con la compañera y se vuelva más atento. Al mismo tiempo pueda que experimente una sensación de aislamiento de su mujer debido a los cambios físicos que solo ella experimenta. Otros más pueden sentir una pérdida afectiva de su pareja por la atención al embarazo y al bebé. La compañera necesita saber con certeza cuáles son los sentimientos y temores de su pareja y eso puede saberse si ambos se comunican. Ayuda el intervenir en cada una de las fases del proceso y que cada uno se sienta particularmente comprometido con el mismo. El apoyo mutuo puede aumentar el nivel de participación y la proximidad de la pareja.
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Recuerdo de una pareja que se convirtieron en padres de tiempo completo y el hombre la veía como su propia madre esto así en forma inconsciente. A lo que ella asumió el papel que se esperaba de sí misma la maternidad. Costumbres como la de dormir con el hijo o dejar siempre la puerta abierta por si acaso los hijos te necesitan, van minando lentamente el espacio de intimidad de la pareja. Si tu duermes con tu hijita además de que no vas a descansar, no  le estás enseñando límites, y ella necesita estar consigo misma y sentirse como en su casa con su propio cuerpo.

La vinculación activa del papá con el recién nacido desarrolla el rol parental tan necesario en el establecimiento de un vínculo seguro con el pequeño que si es varón como su padre es la base para que el niño confíe en los hombres como papá y por tanto en sí mismo. Y esto así porque esa relación es predecible. Si por el contrario es una niña la misma necesita confiar en los hombres sentando las bases futuras de su relación de pareja y sus destrezas de comunicarse, entender, comprender los varones.

El interés y la respuesta sexuales de una mujer pueden cambiar durante el embarazo. Los cambios de su cuerpo en los primeros tres meses puede inhibir el deseo sexual. Las mujeres reportan que la disminución de la actividad sexual se debe entre otras a incomodidad física, sentimientos de falta de atracción corporal y temor a lastimar la criatura. Todo esto se ve influenciado por las actitudes hacia la sexualidad que tenga dicha mujer. Es un hecho que en la medida que aumenta el embarazo la mujer va a aumentar su necesidad afectiva, Es necesario un ajuste en el repertorio sexual de los compañeros, en relación a las posiciones sexuales y quizás a la frecuencia; pero todo esto es muy personal, algunas aumentan su apetito sexual y otras lo disminuyen.
La disposición psicológica que tengas para la sexualidad después del parto por lo menos durante el primer año después del nacimiento es todo un desafío, ya que el cansancio o agotamiento que supone la crianza de un bebé no deja mucha energía para la sexualidad. Si tienes un compañero que se involucra en todas las actividades de su atención, cuidado; si son creativos; y protegen su intimidad y si además tienen una familia extendida como abuelos, hermanos, tíos que se involucren y que permitan tomar tiempo para ustedes como pareja, la relación probablemente se fortalezca.
Todo cambio necesita adaptación y esa es una de las condiciones de la inteligencia. Para la mayoría de las parejas, el embarazo y la crianza de los hijos es una época de cambios emocionales y físicos significativos. La comunicación abierta, la información precisa, el apoyo mutuo y la flexibilidad en la frecuencia y actividades sexuales pueden llegar a mantener y fortalecer los lazos.
Se sabe y se acepta hoy por los estudios científicos realizados por los pioneros en el tema los doctores Master y Jhonson que en los embarazos sin factores de riesgos la actividad sexual puede continuarse, si se desea, hasta la llegada del parto. La intimidad, el erotismo y la satisfacción sexual no se debe solo a la relación coital. Los besos, las caricias, el tacto, los masajes sensuales todo ello contribuye con la calidad de una relación que se compromete con la intimidad, el placer y el amor.

Por: Lourdes Henríquez Díaz M A

Centro De Desarrollo Integral Familiar (CEDINFA)
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