martes, 3 de agosto de 2021

Consulta psicológica: Autocontrol

 

Control emocional

Consulta: Frecuentemente siento que debo controlar mis emociones. Sin importar la sensación de enojo, ira, felicidad, entusiasmo o deseo, lo hago de forma exagerada. ¿Qué efecto causa en mi persona esta actitud? ¿Es algo positivo, para mi desarrollo social y profesional? ¿Cómo puedo equilibrar el autocontrol en mi persona?

Responde: Lourdes Henríquez

Inteligencia emocional


El autocontrol excesivo puede ser tan devastador como ningún control.  Se asocia el control emocional como uno de los factores más importante del éxito futuro y de la gestión de las emociones, y es característica principalísima de la inteligencia emocional. Postergar la gratificación es solo propio del ser humano. Pudiendo dejar para más tarde la gratificación de los sentidos y el dejarse ir. Por eso, podemos durar todo un año de trabajo, para pasar una o dos semanas de vacaciones, cada verano.

El test de la golosina

Según Walter Mischel, en su libro “El test de la golosina”, nos confirma que el autocontrol se aprende o desaprende, según sea el caso, pero que vivir en un eterno autocontrol es estar en constante atención y tensión, lo cual tiene su precio en la salud y bienestar. Es altamente costoso porque supone una inversión y gasto de energía enorme. 



Aunque paradójico, gran parte de nuestra vida, necesitamos aprender a dejarnos ir y disfrutar el momento presente, y también el autocontrol. Solo las personas inteligentes pueden ser prospectivas, intentar saber cuál es el beneficio a largo plazo de por ejemplo, estudiar en el presente (controlando los impulsos de satisfacer necesidades apremiantes) para en el futuro profesional, ser todavía más competente en forma predecible.



El arte del vivir


Hiciste tres preguntas en tu consulta y es la última que sin advertirlo te da la clave de lo que hay que hacer. Es en la justa medida, en el equilibrio, donde está la clave del buen vivir. Y como todo arte, solo puede ser creado por ti mismo. Es muy malo dejarse llevar por las emociones, pero es peor aún, el no tenerlas.

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