martes, 15 de junio de 2010

¿Cómo entenderse con los hijos adolescentes?



Es fácil definir la adolescencia como una de las etapas del desarrollo humano que se coloca en el tránsito entre la niñez y la adultez; pero no es tan simple el entenderla; hoy día se habla de tres tipos de adolescencia: temprana, intermedia y tardía.

La adolescencia temprana inicia con la pubertad y sus manifestaciones sexuales secundarias producto de la madurez sexual y la consiguiente capacidad reproductiva; esto sucede hoy a los 10 años; probablemente como consecuencia de una mejor calidad de vida. Son los años donde se reúnen con sus iguales y con los miembros de su mismo sexo, quizás como una forma de identificarse y descubrir qué significa ser hombre o mujer perteneciente a un sexo determinado y a una cultura en particular.

Una vez el desarrollo define las formas físicas prácticamente definitivas en la adolescencia intermedia, los iguales con los que socializa son de ambos sexos y se inicia el proceso de elección de amistades y pareja que contribuye con el desarrollo de la personalidad.

El padre necesita crear para su adolescente un contexto psicológico que se acomode a la tendencia a discutir, a su frecuente indecisión, a su constante crítica de los adultos, a los cambios de humor, a la aparente hipocresía donde dice una cosa y hace otra, a las ideas irracionales, al nuevo vocabulario, al creer que todo el mundo lo observa y lo critica y a suponer que son especiales y que las reglas que gobiernan a todo el mundo no aplican para su persona. Esto último lleva al adolescente a asumir riesgos que en ocasiones lo coloca en peligros de embarazos, drogadicción, intentos de suicidio, desordenes alimenticios, muertes por accidentes, depresión, delincuencia....

Los cambios hormonales producen un despertar que el joven desconocía; ahora bien, si esta energía se canaliza adecuadamente como a través del deporte, gimnasia, trabajo físico o mental, el riesgo que se asume puede ser positivo y alcanzar grandes logros.

Particularmente me gusta trabajar con adolescentes, siento que su energía y entusiasmo se me transmite. En las aulas universitarias son sus preguntas críticas las que me obligan a mantenerme al día y en constante renovación.

CONFLICTOS ENTRE PADRES E HIJOS Hay dos temas fundamentales que generan conflictos que son el sexo y la violencia. Es necesario recordar que la sexualidad es una necesidad natural y hermoso y que así como la capacidad lingüística que siendo innata, necesita guías firmes para fortalecerse; la función sexual precisa ser estimulada a través del juego, el ensayo y la práctica además de orientación y límites adecuados. Por otra parte mucha de la violencia en el adolescente particularmente en el varón es una manifestación del deseo de no parecer débil o necesitado.

En ocasiones la energía del adolescente asusta al padre y para resolver la incomodidad que este hecho le ocasiona elabora una retahíla de prohibiciones; que provocan lo que en la literatura psicológica se conoce actualmente como “síndrome Romeo y Julieta” por lo que si usted quiere que su hijo haga algo Prohíbaselo.

El tema del dormir es otra fuente conflictiva; recuerdo que fui particularmente injusta con mi hijo Saúl ya que no sabía al culparlo cuando se levantaba tarde; que los adolescentes experimentan un cambio en el ciclo de sueño natural del cerebro. En la pubertad el ritmo de secreción de melatonina, una hormona que le indica al cerebro cuando está listo para dormir se realiza a horas más alta de la noche; en consecuencia los jóvenes necesitan acostarse más tarde y levantarse más tarde; pero hemos creado un sistema social donde por el contrario las secundarias inician sus labores más temprano. Así pues que estos horarios no están sincronizados con los ritmos biológicos de nuestros adolescentes.

DIFERENCIACIÓN

El ser diferenciado comienza con el conocimiento de sí mismo y el establecimiento de la identidad personal que se abre a las relaciones con los demás. Un conocimiento desde la comprensión y aceptación de su propio self a través de la meditación y el ejercicio de la autocrítica.

Si el padre ayuda a facilitar este proceso, celebrando las diferencias de cada hijo desde su nacimiento y lo entrena para ser una persona que viva la libertad con responsabilidad y justicia, siendo artífice de su destino; las tormentas de la adolescencia no serán más que una oportunidad de descubrir nuevas y creativas formas de lidiar con las crisis.

Si la madre en ese aprender a ser persona de su hijo le facilita un desarrollo integral de todas las dimensiones de su ser, a saber: la psicológica; la contextual, la física; la ética, la espiritual. Si ambos padres le permite una vida de calidad donde el descubrimiento y la experimentación en estética, arte, deporte, ciencia, cultura, habilidades sociales y comunicativas crearán nuevos talentos y su personalidad se diversificará.

¿QUÉ MÁS HACER PARA AYUDAR AL ADOLESCENTE?

Si los padres se convierten en los modelos positivos de las conductas que desean instaurar en su hija. Por ejemplo, el éxito académico depende en gran parte del hábito de lectura, es por tanto necesario que tanto el padre como la madre desarrollen en su persona el hábito de la lectura.

El celebrar o validar los logros de tus propios hijos; hay una creencia generalizada de que el reconocimiento de una buena conducta hace que una persona se malcríe; nada más lejos de la verdad; es la forma que tenemos los humanos para saber qué estamos haciendo bien y qué no. Cuando tu hijo adolescente demuestre que es capaz de darse cuenta de sí mismo demostrando autoconciencia y cuando toma decisiones acertadas necesita ser reconocido.

Establecer una real conexión con tu adolescente planificando actividades donde pueda estar a solas con él de persona a persona y comunicarte en forma abierta y sincera sobre temas que les conciernan a ustedes mismos. Haciéndole sentir que es una persona de igual valía que tu.

Los adolescentes aunque nos parezca extraño, necesitan guía y orientación; límites firmes y bien definidos; amor y aceptación incondicional. Los hijos necesitan crecer alrededor de personas diferenciadas que tienen claro lo que son, con principios y valores de vida que los definen y que actúan en concordancia a los mismos.

Es mágico el efecto que tiene en tu hijo el que saques tiempo para escucharlo para poder entenderlo; luego trata de describir simple y llanamente tus temores y dile con seguridad lo que eres, piensas, cree o sientes.

Se obtiene el respeto de tu adolescente cuando eres sincero con él y lo respetas tu igualmente entendiendo sus límites y cumpliendo con los acuerdos establecidos.

Otro aspecto es el agradecer y no entrar en competencia con las buenas relaciones que establece tu hijo con otros adultos maduros; hácelo saber para que no se sienta desleal a tu persona.

Es importante la aceptación sin crítica del adolescente, una actitud de no juzgar y de decir la verdad que es la base de la confianza; estoy de acuerdo con la terapeuta de familia Virginia Satir cuado afirma que nunca ha visto que un progenitor pierda su credibilidad a los ojos de su adolescente cuando reconoce con sinceridad lo que desconoce o cuando acepta que tuvo un sufrimiento similar o tiene una determinada limitación.

Por: Lourdes Henríquez Díaz MA.

Psicóloga Educativa /Terapeuta Familiar

Centro de Desarrollo Integral Familiar CEDINFA: Juan Sánchez Ramírez nro. 31 Suite 203

Edificio: Los GirasolesGazcue

Mail: lourdes.h@verizon.net.do

Teléfono: (809)221-6959

Celular: (809)707-2259

1 comentario:

  1. Sin importar los tipos de adolescencias existentes en los nuevos tiempos, debemos entender esas manifestaciones naturales de nuestros hijos. Estamos obligados a entrar en su mundo sin que esto signifique infortunarlos, o violar sus espacios, para evitar de esta forma que puedan caer en debilidades de la vida.
    La comunicación es una buena consejera.
    Los conflictos entre padres e hijos tienen solución favorable, los conflictos existentes tienen su base, el primero en la naturaleza misma y el otro con el ambiente hostil que les rodea, ambos tienen solución o se pueden manejar y el otro evitar o controlar, solo hay que comunicarse en doble vía, recuerdo ahora el video colocado en aula (El poder de escuchar).
    Criticamos a los hijos cuando duermen mucho o se quejan de estar cansando, hasta llegamos a decir que no trabajan para cansarse, olvidando que diariamente consumen muchas energías y deben recuperarlas, solo se puede comiendo mucho y durmiendo mucho.
    Nunca debe comparar tus hijos con otros adolescentes, no es de su agrado, esto los irrita, debemos reconocerle sus logros, cuando los tengan.
    Los conflictos entre padres e hijos tienen solucion, los existentes tienen su base, el 1ro. en la naturaleza misma y el otro en el medio ambiente hostil que le rodea, ambos se pueden evitar, manejar o controlar, solo hay que comunicarse en doble via. Recuerdo aqui el video presentado en aula (El poder de escuchar).
    Criticamos a nuestros hijos cuando duermen mucho o dicen estar cansados, le decimos que no trabajan para estarlo, olvidando que consumen diariamente muchas energias y deben recuperarlas. Nunca los comapare con otros, no es de su agrado, mejor es reconocer sus logros.
    Hector J.

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