jueves, 17 de junio de 2010

En torno al documental “Trujillo, lujuria de un macho dictador”


La literatura en sus diferentes manifestaciones y géneros cumple un papel determinante en el desarrollo de la identidad de las personas.

Los sociólogos le denominan a la personalidad básica de las personas que constituye toda una nación “el carácter Nacional”. Todos, literatos, profesionales, instituciones, políticos, religiosos con nuestro ser y hacer, contribuimos a conformar esa identidad nacional. Pero, lo que más pesa para lograrlo, son los productos culturales; traducidos estos a través de libros, revistas, artículos, comentarios, documentales, películas, animaciones...

Todo esto viene a cuento, porque me quedé absorta observando el documental, “Trujillo, lujuria de un macho dictador”, y al final del mismo sentí dolor, angustia, molestia, tristeza. Por lo que se dijo y por las ausencias; si bien nadie podría suponer que el excelente material fílmico halla incurrido en mentiras o falsedades, hubo si, la presencia de juicios, evaluaciones y ausencias.

He aprendido de los psicólogos humanistas (Carl Rogers, Abraham Maslow, Virginia Satir...) y otros teóricos científicos de la psicología, como Murray Bowen que: La actitud madura y científica de acercarnos a las realidades es: observar, pensar y luego actuar; que las preguntas que sería conveniente formularnos son: ¿Qué pasó?; ¿cómo pasó?; ¿quién o quienes lo hicieron?; ¿cuándo?; ¿dónde ocurrió? Pero nunca, nunca, nunca, él por qué. Esto supone juicios y evaluaciones.

Es una de las cosas que más valoro del gran novelista y mejor biógrafo, Stefan Zweig, me acerca y describe la realidad, pero no me da una interpretación de la misma. Deja sin embargo; al lector para que lo haga con su propio sistema de desarrollo Moral. Al no inducir un juicio, libera.

Las ausencias, nos ofrecen una visión deformada de la realidad puesto que tuvimos mujeres como las hermanas Mirabal que enfrentaron de una manera sostenida y pública las aspiraciones obsesivas del dictador.

Trujillo, si bien es cierto que como una manifestación de su machismo (fenómeno sociológico que refleja el atraso cultural de un pueblo y que consiste, en creerse superior al otro sexo, y por tanto con derecho a explotar sexual, moral, social y económicamente al mismo, porque lo considera inferior). Trujillo repito; cosifica, deshumaniza, explota a la mujer, objeto de sus caprichos.

Abraham Maslow describe un mecanismo de defensa que se denomina “desacralización”; es el hecho de que la juventud deja de creer en los adultos, porque estos dicen una cosa y hacen otra. Producimos ese hombre o mujer light (cómodo fácil y sin valores) cuando un producto cultural; léase, documental, película o lo que sea, no nos deja claro, que tenemos adultos en quien creer o confiar, que tenemos ideales, que hay personas honorables a quienes imitar; por lo que hacemos un mal servicio a la nación, si no tenemos esta realidad en cuenta.

Es necesario recordar que la función más importante de los medios de comunicación; además de persuadir, informar y distraer, es la de educar.

Que no se nos olvide, todos somos, y sobre todo las personas públicas, planificadores sociales y educadores.

Por: Lourdes Henríquez Díaz MA.

Psicóloga Educativa/ Terapeuta Familiar

Centro De Desarrollo Integral Familiar (CEDINFA)

Juan Sánchez Ramírez nro. 31 Suite 203

Edificio: Los Girasoles. Gazcue

Mail: cedinfa@gmail.com

Oficina: (809)221-6959

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