Prefiero definir la comunicación como la forma de hacer un espacio común. Mientras que la terapeuta familiar Virginia Satir la define como lo símbolos y claves que las personas utilizan para dar y recibir un significado. Como fuera, la manera en que las personas se comunican es un indicador confiable de su funcionamiento interpersonal.
De todas las relaciones que construimos la relación de pareja es la más significativa; ahora bien; la salud de las mismas dependen de cómo y qué comunicamos.
Comunicarnos con claridad es la clave para que tu pareja sepa lo que está sucediendo dentro de ti. En otras palabras: comunicas lo que haz aprendido; lo que esperamos de la otra persona; cómo interpretamos lo que hace; la conducta que nos agrada; lo que nos desagrada; cuáles son nuestras intenciones; cuál es la imagen que nos dan de sí mismos.
Es necesario además escuchar libremente con eficacia y esto se logra cuando se presta atención; se abandonan los prejuicios sobre los contenidos y personas, se interpreta en forma descriptiva y no crítica; se realizan preguntas aclaratorias y se hace saber al otro que fue escuchado.
Les digo con frecuencia a mis alumnos; escuchen a su compañero; recuerden que el escuchar es el mejor regalo que podemos dar a alguien y es muchas veces la razón por lo que la gente va al psicólogo.
COMUNICACIÓN: UN PROCESO VERBAL Y NO VERBAL DE SOLICITAR ALGO AL RECEPTOR
Según el terapeuta de familia Paúl Watslawick: “Toda conducta es comunicación y es imposible no comunicarse”. Manejamos un conjunto fluido de muchos modos de conducta - verbal, no verbal: la postura corporal, los gestos, la expresión facial, la inflexión de la voz, la secuencia, el ritmo y la cadencia de las palabras mismas…
Actividad o inactividad, palabras o silencio, tienen siempre valor de mensaje: influyen sobre los demás, quienes a su vez, no pueden dejar de responder a tales comunicaciones.
Toda comunicación implica un compromiso y define la relación.
El intento de no comunicarse puede existir en cualquier contexto en el que se desea evitar el compromiso inherente a toda comunicación. En situaciones en las que no se puede abandonar físicamente el lugar; se tiene miedo o no se desea hacerlo.
La comunicación "alienada" no es necesariamente la manifestación de una mente enferma, sino quizás la única reacción posible frente a un contexto de comunicación absurdo o insostenible. Les explico con frecuencia a los padres que para que sus hijos no se enteren de la infidelidad del papá o de la mamá según el caso; deben los niños, estar locos, ser tontos o estúpidos. La primera que se entera de una infidelidad, por seguir con el ejemplo, es la pareja de la persona en cuestión. Pero como admitir ese hecho es bastante comprometido y debe actuar en consecuencia; prefiere ignorar lo que está pasando y es ahí donde entra el lenguaje esquizofrenés o paradójico.
La comunicación esquizofrenés, es un lenguaje que obliga al interlocutor a elegir entre muchos significados posibles que no sólo son distintos, sino que incluso pueden resultar incompatibles entre sí.
William James Psicólogo norteamericano escribió "no podría idearse un castigo más monstruoso, aun cuando ello fuera físicamente posible, que soltar a un individuo en una sociedad y hacer que pasara totalmente desapercibido para sus miembros". Tal situación llevaría a una "pérdida de mismidad", que es lo mismo que "alienación" o sentir que tú no existe.
Aunque parezca increíble muchas parejas viven ignorándose a sí mismas y a veces en forma recíproca. Procuro recordarles cuando me encuentro con estos casos que están en peligro y aunque parezca altisonante afirmarlo el peligro es mortal. Cualquier adulto, y peor si es niña; que viva en un ambiente que te ignora te puede llevar a dejar de existir ante ti misma y te introduce en un estado que llamamos “desesperanza o indefensión aprendida” que es creer que no importa lo que hagas la situación no va a cambiar. Lo que lleva a que te dejes de esforzar para que las cosas mejoren, te entregas y no lucha.
Se comprueba con frecuencia la queja acerca de sentimientos cada vez más atemorizantes de despersonalización o de aburrimiento por parte de personas que fuera de sus hogares (o en ausencia de sus parejas) son capaces de funcionar en forma perfectamente satisfactoria y que este cuadro a menudo cambia dramáticamente en presencia de su compañero o compañera. Ya que junto a ellos no pueden ser ellas mismas.
Vemos en consulta los síntomas como una forma de comunicación.
Un síntoma es un mensaje no verbal que significa: no soy yo quien quiere o no quiere hacer esto, sino algo fuera de mi control, por ejemplo, mis nervios, mi enfermedad, mi ansiedad, mi mala vista, el alcohol, la educación que he recibido, el gobierno o mi esposo.
Un ejemplo perfecto de síntoma es cuando tanto la mujer como el hombre en vez de decir: “no quiero hacer el amor esta noche” se inventan un síntoma para excusarse; me duele la cabeza, tengo sueño etc. Con el agravante de que si esto se hace con frecuencia además de crear heridas que se acumulan; la treta se vuelve perfecta cuando la persona se convence a sí misma que se encuentra a merced de fuerzas que están más allá de su control y se libera así de la censura por parte de los "otros significativos" y del remordimiento de su propia conciencia; creándose verdaderas enfermedades psicosomática.
Creo que todos tenemos la urgente y necesaria necesidad de comunicarnos con los demás en un verdadero diálogo y que no es por maldad que se recurre vez, tras vez a la mentira piadosa o a no decir toda la verdad de una cuestión. La cuestión es que tenemos miedo de ser personas íntegras porque tememos que dejen de amarnos o que nos rechacen y aunque resulte paradójico; en la medida que somos más auténticos más nos aman y admiran los demás.
El mayor obstáculo para unas relaciones humanas funcionales es: “la suposición de que si tu me amas me adivinas” y sin embargo la queja más frecuente de cada miembro de la pareja es: “yo no se lo que piensa” o “no me dijo lo que siente”.
EL DIÁLOGO
Afirma Martín Buber filósofo vienés; que la característica que distingue al ser humano y que le permite encontrar en las relaciones personales su verdadera forma de ser; es el diálogo. Este filósofo distingue entre la relación yo/tu (sujeto-sujeto) y la relación yo/ello (sujeto-objeto). La primera describe las relaciones entre la persona y el mundo como mutuas, abiertas y directas, de verdadero diálogo. En esta relación cada persona confirma a la otra como un valor único e irrepetible y ambos conservan su autenticidad.
La relación yo/ ello o monólogo; no es entre iguales, es una relación de socios, indirecta y utilitaria. Sin embargo, ese diálogo no puede ser descartado porque conduce al conocimiento objetivo; que también tiene su propia función. En estas relaciones cada persona conoce y utiliza a los demás pero no los ve ni los valora en realidad por si mismos sino que le sirven de instrumento.
Cuando establecemos una relación de pareja la misma puede satisfacer diferentes necesidades y pudiéramos construirla en base a un acuerdo o una negociación y aunque es cierto que cada relación tiene su razón de ser o su función; no nos equivoquemos; establecer pareja en una base relacional donde se construya el diálogo yo/tu de la verdadera mutualidad es diferente a los acuerdos y pactos de sobrevivencia.
Aunque sorprenda muchas personas establecen relaciones para dejar de estar solos y ahí justamente es donde está el error; se nos olvida la advertencia del poeta: “Ante el amor que encanta la soledad del ermitaño espanta; pero es peor todavía la soledad de dos en compañía”. Al respecto el poeta y ensayista Jorge Luis Borges dice:”Con el tiempo te das cuenta de que si estás al lado de esa persona solo por acompañar tu soledad; irremediablemente acabarás no deseando volver a verla”.
Fue Buber el que me hizo descubrir que el afán de los seres humanos por encontrar pareja; es por la necesidad de conseguir ese diálogo yo/tu; que es lo que nos identifica, lo que permite diferenciarnos y perfeccionarnos.
El sentido que le doy a mi propia vida es el poder lograr con mi pareja el referido diálogo.
En ocasiones me han preguntado en las aulas universitarias; profesora: “yo tengo una niña y en mi edificio solo hay niños varones de su edad y tengo miedo de dejarla jugar con ellos”. Y yo les digo ¿Cómo puede la niña establecer con firmeza su identidad si solo juega con niñas? Necesita de varones; o sea de otros no yo, para afirmar su propio yo.
LA COMUNICACIÓN FUNCIONAL
Cuando iniciamos una conexión con alguien la actitud que se asume es la de: pregúntame cómo soy y te responderé hasta donde sé, si no pienso que me estás usando y puedo llegar a confiar en quien me pregunta y creo que tienes buenos motivos para averiguarlo y te quedas junto a mí bastante tiempo para descubrirlo quizás me de permiso y establezcamos una relación.
Tu sistema de relaciones personales significativas exige la expresión auténtica y segura en tus comunicaciones. Sintiéndote así dueña de tu espacio relacional y responsable real de tu comportamiento y de las decisiones que realizas.
Así; si aceptas todos los niveles de la experiencia e identificas como una parte de ti misma los sentimientos de rabia, temor o vergüenza y las ideas tontas o las creativas; serás más auténtica y tu comportamiento más adecuado a la situación inmediata. No vas a necesitar hacer al otro responsable por tus propias reacciones asumiendo el control de ti con responsabilidad.
Observo la sorpresa que le causa a algunas personas el descubrir, cuando exploran su vida; que la razón de su “disfunción sexual” es un camino de “mentiras piadosas” de ocultar sensaciones a la pareja y por la razón justificada de: la pobre ¿cómo le voy a decir esa verdad? La persona al tener pena, trata de rescatar su pareja; en vez de permitir que la misma gane mérito y madure asumiendo la verdad que le lastima.
Una comunicación es abierta y mutua cuando los participantes están de acuerdo con respecto al contenido de sus comunicaciones y a la definición de su relación; puedes expresar con firmeza tu opinión; al mismo tiempo que aclaras y aceptas, como buena y válida la réplica del otro. O cuando; los participantes están en desacuerdo en el nivel de contenido, pero ello no perturba su relación. Quizás la forma más madura de manejar un desacuerdo sea que el mismo no dañe la relación de ambos.
Ciertas formas de rechazo pueden incluso ser constructivas. Es lo que pasa cuando; por ejemplo, le dices que NO a tu pareja, en el momento y la forma en que te demanda algo que está en contra de tus principios de vida. Es una excelente oportunidad para darte a conocer y respetar.
La claridad y la búsqueda de la verdad tienen que ver con la clarificación de las ambigüedades y la consistencia o congruencia entre los mensajes verbales y los no verbales.
Otra actitud necesaria en todo proceso comunicacional es la de asumir la responsabilidad de tus sentimientos y acciones en lugar de criticar o de culpar.
La de empatía, es decir, ponerse en lugar de la otra persona; además de la tolerancia a las diferencias, con expectativas realistas de tu pareja; en vez de la idealización o devaluación de la misma.
Recuerdas tus respuestas comunicacionales con tu pareja dependerán de la libertad que tengas de expresarte; de la seguridad en ti misma; y de la conciencia que tengas de lo que dices; y si al expresarte no lo haces en forma reactiva (agresiva) o automática, sino siendo tu misma desde tu propia autoridad interna.
El clima de pareja con intimidad es; dos personas que se relacionan se comunican de manera personal, sobre ellos mismos, sin hablar de cosas impersonales; pero tampoco hablar de terceras personas. Comunicarse de manera libre, directa, con respeto y sinceridad, acerca de temas íntimos y personales.
Por: Lourdes Henríquez Díaz M.A
Psicóloga Educativa/Terapeuta Familiar
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Teléfono: (809) 221-6959
Luego de de leer este artículo sobre la comunicación en la relación de parejas, pude establecer que realmente es de gran importancia la comunicación entre ambos, más bien es la columna vertebral de ese familiaridad o vínculo, siempre debe ser tratado con respeto para que haya durabilidad en la misma. Cuando se producen esas rupturas son los hijos quienes tienen a sufrir y en vez de ayudarles a su formación le provocamos grandes lagunas en su recorrido en esta vida, todo esto se pude evitar manteniendo armonía en el hogar, o mejor dicho en la relación, armonía que se logra manteniendo ambos el mismo lenguaje y tono al conversar, aun no estén de acuerdo. Cuando existen ciertas diferencias en un tema cualquiera, solo hay que ser objetivo sin obstinarse, si se pierde esa objetividad por querer tener la razón, que no conduce a nada. Nunca se debe pensar que yo tengo la razón, si buscamos culpable no se llegará a la concordia. Héctor Díaz
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